¡Qué atractivo es el verde!
- Camúflalas. Dales a probar el alimento de manera que no lo reconozcan. Opta por rallar las verduras y verás que las podrás cocinar con casi todo. Si es muy avispado y delicado con los colores opta por verduras neutras como los puerros, calabacín pelado, apio... Todas las verduras que son blancas pasan inadvertidas.
- Quizás no les gustan cocidas pero, ¿y crudas? Dales a probar palitos de zanahoria, pimiento, hojas de lechuga, tomates cherris... recuerda que, además, de esta forma aportan más vitaminas y minerales.
- Acompáñalas con su salsa favorita: de tomate casera, de queso, mayonesa casera, salsa de yogur...
- Las tortillas de verduras son un aliado perfecto para poder introducir las verduras.
- Transfórmalas en puré. Es una solución práctica. Pero sobre todo evita que se acostumbre a esta textura excesivamente.
- Una buena presentación, por favor. Platos con formas divertidas, brochetas... que los vegetales hagan a la vez de recipiente. Por ejemplo, usa el mismo tomate para contener una ensaladilla rusa.
- De vez en cuando fríelas, pero no abuses de los fritos; es una opción menos saludable.
- Añádelas a sus alimentos preferidos. Por ejemplo, si le encanta el queso o la salsa de tomate, añade aquí las verduras.